Cristian Castro tiene un pete en la espalda

Mate a un imbécil

10 octubre 2005

Cuando el idioma es un peligro mortal

Vuelvo luego de un fin de semana largo marido-mujer. Me encuentro con la revista "Nueva" del domingo que viene junto al diario La Capital (Rosario, Argentina). En su sección "Reflexión" hay una entrevista muy interesante a José Antonio Millán (licenciado en Filología madrileño) de la cual quiero compartir algunos pedazos:

[...] Como la anécdota, atribuida al rey Carlos V de España [...] el monarca tenía que autorizar la ejecución de un reo, quien había solicitado el perdón. Entonces, cuando debía escribir "Perdón imposible. Que se cumpla la sentencia". Escribió "Perdón. Imposible que se cumpla la sentencia". Y el reo se salvó.

[...] - Y ahora están las tribus urbanas, o internacionales, que chatean en sus computadoras y están modificando el idioma. Esos grupos, ¿no son un peligro para el idioma?
- No hay que alarmarse. Siempre y cuando sepan cuál es el uso correcto...
- Pero ocurre [...] que cuando van a dar examen para ingresar a la Universidad, por ejemplo, son aplazados porque su conocimiento del idioma es más bien patético.
- Ocurre [...] en todo el mundo. Pero ocurre, también, que los jóvenes reinventan la lengua según sus necesidades. No es algo nuevo: ha sido siempre así, y afortunadamente ha sido siempre así, porque enriquesen el idioma. De otro modo, continuaríamos hablando como Cervantes o como el Mio Cid.

[...] La anécdota dice que Domingo Faustino Sarmiento, como inspector de enseñanza, visitó una escuela en donde un maestro no le daba importancia a la puntuación. Entonces, tomó una tiza y escribió en el pizarrón: "El maestro dice: el inspector es un burro". El maestro le dijo que no, que él no pensaba eso, ante lo cual Sarmiento cambió la puntuación y la frase quedó así: "El maestro, dice Sarmiento, es un burro".
Más popular es la frase anónima que dice: "Comía sencillamente, como vestía. Dormía sobre una vieja estera, San Francisco de Asís". Un ignorante de los signos de puntuación y de la ortografía la cambió a este modo: "Comía sencillamente como bestia. Dormía sobre una vieja. Este era San Francisco de Asís".

Es una nota muy interesante, tanto como debe ser este nuevo libro de José Millán.